sábado, 5 de enero de 2013

¿y Don Perfecto?

No existe,... niña

Solo quería entender y terminé más confundida. Esas son las cosas que en la vida te pasan por andar de metiche, o en mi caso por querer resolver asuntos que no son míos. No se vale andar llevando portazos en la cara por querer arreglar lo que ni con pega-loca tiene remedio.

 El chamo bonito, ama a su mamá, le gusta el rock de la vieja escuela, tiene un hermoso trabajo -y con él un hermoso sueldo- y dice que me bajaría las nubes y las pantis si yo se lo pidiera. El "hombre perfecto" elegantemente hablando y dejando de lado sus pequeños defectos. Sus pequeños defectos que se resumen a ser un niño malcriado, todo un caballero de frente pero de espaldas es uno más, caprichoso y egocéntrico, cosa que atrae, cuando es un nivel 2 ¡OJO! atrae y no enamora, cuando debes ser tú la que debe dar los halagos y no él, que no llama ni escribe, esperando que tú lo hagas. Para mi este tipo de "caballeros del siglo 21, tiene un nombre: El Mangansón, un pobre y escurrido mangansón, porque un hombre que porque piense que está bien ubicado en la vida no puede pretender que una mujer le jale bolas. Hay que tener claro que una relación es de dos, llamadas, mensajes, invitaciones a salir y demás, debe ser algo mutuo, en mi cerebro de los 90's todavía queda la vaga fantasía que el hombre debe dar el primer paso para muchas cosas, y no la mujer la que debe arrastrarse detrás de él. Porque el mensaje de los hombres es muy obvio, si el tipo está pendiente de ti, obvio que le gustas, al contrario nosotras con la careta de "o sea, me quedo con el que se porte mejor" tenemos otros chances y otras formas de demostrar que un alguien nos gusta. 

A medida que se descubren actitudes de "Don Perfecto", hay algo que no cuadra. Y ahí es cuando se va transformando en el bicho que realmente es, justo este es el momento de pensar con la cabeza en la nevera, "¿esto es lo que yo quiero?" "¿este es el que a mi me gusta?".... y la historia toma otra vía, me gana la terquedad, la tolerancia o la madurez, porque de aquí en adelante lo que viene es más de lo mismo, y no me puedo dejar engañar por el disfraz de tierno cordero, ¡¡PORQUE EL HIJO DE PUTA NO VA A CAMBIAR!!! es así y ya, está sacando las garras y no hay vuelta atrás.

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